Nadie puede seguir adelante si se
encuentra atado al pasado, las grandes cadenas que limitan el avance interior y
el estado saludable del alma son entre otras cosas el rencor, miedo, culpa,
odio y venganza.
Heridas como por ejemplo al ser despreciado o
maltratado, un abuso sexual en la niñez o juventud, rechazo cuando prefirieron
mas a un hermano o una hermana en tú lugar, dándole todo lo que deseaba pero a
ti no. El rechazo desde el vientre, posiblemente por que tus padres no querían
hijos o no querían tener más hijos o tal vez por que tus padres querían una
niña y no un niño o viceversa (y tal vez te lo dijeron o te lo repiten a cada
momento); o por ser producto de una relación ilícita; también produce heridas
el desamor de los padres, mostrado de diferentes maneras. El ser traicionado en
el noviazgo o en el matrimonio.
Cada vez que intentas olvidar, revives los
recuerdos y eso te lleva a darte cuenta que en tú corazón hay mucha amargura,
odio, rencor, resentimiento, deseo de venganza o tal vez haya dolor, aflicción,
angustia por todo lo que te ha tocado vivir.
La palabra resentimiento, viene de
resentir: es decir, "volver a
sentir intensamente una y otra vez". Cuando estamos resentidos,
sentimos el dolor del pasado una y otra vez. Algunos creen que el enojarse y
apegarse al rencor es señal de poder, energía, entrega y amor propio. Pero en
realidad, son sentimientos de impotencia, desilusión, inseguridad, aflicción y
miedo.
Físicamente
el rencor y las emociones producidas por
estas heridas, también tiene efectos dañinos. Con el tiempo empieza a apagarse nuestra vida,
perdemos el sueño, sufrimos trastornos digestivos que a la larga nos producen
úlceras; problemas de hipertensión. Muchos de los síntomas cardiacos y
digestivos, las disfunciones del descanso, la brusquedad en el trato con los
demás e incluso la pérdida del empleo o relaciones sentimentales, etc. Son el
resultado de heridas del alma que no hemos sanado.
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